Cómo protegerte frente al amianto cumpliendo los valores límite de exposición

Cristian Toledo Martínez
Cristian Toledo Martínez | Agente de Atención al Cliente
06/05/2025 | Actualizado: 31/07/2025 06/05/2025
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Cómo protegerte frente al amianto cumpliendo los valores límite de exposición
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El amianto, también conocido como asbesto, es un material fibroso que durante décadas fue ampliamente utilizado en la construcción, la industria naval y otros sectores debido a sus propiedades aislantes y de resistencia al fuego. Sin embargo, hoy se reconoce como un agente altamente peligroso para la salud. Este artículo aborda los principales riesgos asociados al amianto, explica qué son los valores límite de exposición y cómo se miden y detalla los equipos de protección individual necesarios para intervenir de forma segura. Nuestro objetivo es ofrecerte una guía práctica para minimizar el riesgo y garantizar intervenciones seguras en entornos donde aún está presente este material.

¿Qué es el amianto y por qué es peligroso?

El amianto es un grupo de minerales fibrosos de origen natural, conocidos por su gran resistencia al calor, la abrasión y los productos químicos. Estas propiedades lo convirtieron durante muchos años en un material muy utilizado en la fabricación de productos de construcción, aislamiento térmico, frenos de automóviles, tejados, tuberías y revestimientos, entre otros. Existen varios tipos de amianto, siendo los más comunes el crisotilo (amianto blanco), la amosita (amianto marrón) y la crocidolita (amianto azul). Todos comparten una característica clave: sus fibras son extremadamente finas y ligeras, lo que permite que se dispersen fácilmente en el aire y puedan ser inhaladas sin ser detectadas.

El principal peligro del amianto radica en su toxicidad al ser inhalado. Una vez que las fibras entran en los pulmones, pueden permanecer allí durante años, provocando inflamación, cicatrices y, con el tiempo, enfermedades graves, entre las que destacan la asbestosis, el mesotelioma y el cáncer de pulmón.

¿Cómo reconocer el amianto en materiales de construcción?

Reconocer la presencia de amianto en materiales de construcción no siempre es sencillo, ya que suele estar mezclado con otros componentes y no es visible a simple vista. Sin embargo, existen ciertos indicios y contextos que pueden ayudarte a identificar posibles materiales con amianto, especialmente en edificaciones anteriores al año 2002, cuando se prohibió su uso en muchos países.

  • Edad del edificio o instalación. El amianto fue ampliamente utilizado entre los años 1950 y 1990. Si el edificio fue construido o renovado durante ese periodo, es más probable que contenga materiales con este componente.
  • Tipos de materiales donde suele encontrarse. El amianto puede estar presente en una amplia variedad de elementos, entre ellos:
    • Tejas y placas onduladas de fibrocemento (tipo uralita).
    • Tuberías de agua o desagüe hechas de fibrocemento.
    • Aislamientos térmicos en calderas, conductos o tuberías.
    • Baldosas vinílicas y adhesivos para suelos.
    • Falsos techos y paneles acústicos.
    • Revestimientos de paredes y techos con textura.
    • Juntas, guarniciones y materiales ignífugos en puertas cortafuego.
  • Aspecto físico. Los materiales con amianto suelen ser rígidos, de color gris o marrón claro, y pueden tener una textura fibrosa si están dañados o erosionados. No obstante, el aspecto visual por sí solo no es suficiente para confirmar la presencia de amianto.
  • Cómo confirmar su presencia. La única forma segura de saber si un material contiene amianto es realizar un análisis en laboratorio. Para ello, se debe extraer una pequeña muestra siguiendo estrictos protocolos de seguridad y enviarla a un laboratorio acreditado para su análisis microscópico.

VLA-ED amianto: valores límite de exposición laboral

Los valores límite de exposición laboral (VLA-ED) son parámetros establecidos legalmente para proteger la salud de los trabajadores frente a sustancias peligrosas presentes en el ambiente laboral, como el amianto. Estos valores indican la concentración máxima de fibras de amianto que pueden estar presentes en el aire durante una jornada laboral sin suponer un riesgo grave para la salud. En la normativa española, el valor límite actual para la exposición al amianto es de 0,1 fibras por centímetro cúbico (f/cm³) de aire, medida como media ponderada durante un período de referencia de 8 horas.

Además, existen valores límite para exposiciones de corta duración: durante un período máximo de 30 minutos, la concentración de fibras no debe superar los 0,3 f/cm³, con un pico máximo permitido de 0,5 f/cm³.

La concentración de fibras en el aire se determina mediante técnicas de muestreo personal y análisis en laboratorio, utilizando filtros especiales y microscopía de contraste de fases o electrónica, siguiendo el método MTA/MA-051 del INSST.

¿Qué significa VLA-ED en la normativa?

El término VLA-ED significa Valor Límite Ambiental para la Exposición Diaria y forma parte del marco normativo que regula la seguridad y salud en el trabajo frente a agentes químicos y cancerígenos, como el amianto. Este valor representa la concentración media ponderada de una sustancia en el aire que puede inhalar un trabajador durante una jornada laboral de 8 horas, sin que ello suponga un riesgo significativo para su salud, según el conocimiento científico actual. En el caso del amianto, el VLA-ED es de 0,1 fibras/cm³.

¿Qué hacer si las mediciones superan el VLA-ED?

Si las mediciones ambientales revelan que la concentración de fibras de amianto supera el VLA-ED (0,1 f/cm³), es obligatorio actuar de forma inmediata para proteger la salud de los trabajadores y cumplir con la normativa de prevención de riesgos laborales. Superar este límite implica una situación de riesgo inaceptable que requiere medidas correctoras urgentes. Estos son los pasos a seguir si se supera el VLA-ED:

  • Suspender los trabajos de forma inmediata. Toda actividad que genere o mantenga la exposición al amianto debe detenerse en cuanto se detecte el exceso. Esto incluye trabajos de demolición, retirada, mantenimiento o cualquier operación que afecte materiales con amianto.
  • Informar a los trabajadores y responsables de prevención. Se debe notificar sin demora a los trabajadores expuestos, al delegado de prevención y al servicio de prevención de riesgos laborales. La información debe ser clara, precisa y orientada a minimizar la exposición.
  • Investigar la causa de la superación. Es esencial identificar por qué se ha superado el límite: fallos en las medidas de contención, ventilación inadecuada, métodos de trabajo ineficaces o uso incorrecto de equipos de protección.
  • Aplicar medidas correctoras. Entre las acciones posibles están:
    • Mejorar los sistemas de extracción localizada.
    • Cambiar los procedimientos de trabajo (trabajo en húmedo, confinamiento).
    • Reforzar el uso y control de los equipos de protección individual (EPI).
    • Asegurar una correcta descontaminación de equipos y zonas de trabajo.
  • Realizar una nueva evaluación de riesgos. Una vez aplicadas las medidas, se debe realizar una nueva medición ambiental para comprobar que la concentración ha vuelto a estar dentro del límite permitido.
  • Comunicar a la autoridad laboral si procede. En situaciones graves o recurrentes, puede ser necesario notificar a la inspección de trabajo o a la autoridad sanitaria competente, de acuerdo con la legislación vigente.

Obligaciones del empresario frente al riesgo de amianto

La presencia de amianto en el entorno laboral impone al empresario una serie de obligaciones legales y preventivas destinadas a proteger la salud de los trabajadores y a cumplir con la normativa vigente en materia de prevención de riesgos laborales. Estas responsabilidades son especialmente estrictas debido a la peligrosidad del amianto como agente cancerígeno.

  • Identificación y evaluación del riesgo. El empleador debe identificar la presencia de materiales que contengan amianto y realizar una evaluación específica del riesgo antes de iniciar cualquier actividad que pueda liberar fibras al ambiente.
  • Plan de trabajo aprobado por la autoridad laboral. Cualquier intervención que implique la manipulación o retirada de amianto debe contar con un plan de trabajo detallado, aprobado previamente por la autoridad laboral competente. Este plan debe incluir medidas de protección, procedimientos de trabajo seguros y gestión de residuos.
  • Información y formación a los trabajadores. Los empleados que puedan estar expuestos deben recibir formación específica sobre los riesgos del amianto, su correcta manipulación, el uso adecuado de los EPI y los procedimientos de emergencia. También deben ser informados de los resultados de las mediciones ambientales.
  • Control de la exposición. Es obligación del empresario garantizar que los niveles de exposición no superen el VLA-ED, mediante controles técnicos (ventilación, encapsulamiento, trabajo en húmedo) y organizativos. Además, debe asegurarse de que se realicen mediciones periódicas de concentración de fibras en el aire.
  • Provisión de equipos de protección individual (EPI). El empleador debe proporcionar, sin coste para el trabajador, los EPI adecuados: mascarillas con filtros homologados, ropa de protección desechable, guantes, gafas, etc., y asegurar su correcto uso y mantenimiento.
  • Vigilancia de la salud. Los trabajadores expuestos al amianto deben estar sometidos a controles médicos periódicos, con registros clínicos individuales y confidenciales. 
  • Gestión segura de residuos con amianto. El empresario debe garantizar que los residuos peligrosos que contienen amianto sean retirados, transportados y eliminados conforme a la normativa sobre residuos peligrosos, por gestores autorizados.

Equipos de protección individual (EPI) obligatorios para trabajar con amianto

Trabajar en presencia de amianto implica una exposición a fibras altamente peligrosas para la salud, por lo que es obligatorio el uso de EPIS diseñados específicamente para evitar su inhalación o contacto con la piel.

  • Mascarilla o equipo de protección respiratoria. Debe ser una máscara con filtro tipo P3, conocidas como mascarillas FFP3. Para exposiciones prolongadas o situaciones de riesgo elevado, se recomienda el uso de equipos de respiración asistida o autónoma. El tiempo máximo de uso de los equipos de protección respiratoria con filtro no debe superar las 4 horas diarias, con pausas adecuadas.
  • Ropa de protección desechable. Mono integral de protección tipo 5 y 6, con capucha y sin costuras expuestas. 
  • Guantes de protección. Es necesario el uso de guantes resistentes a la abrasión y productos químicos, que deben cubrir completamente las muñecas y solaparse con las mangas del mono para evitar cualquier contacto con la piel.
  • Calzado de seguridad cerrado. El calzado debe ser cerrado, antideslizante y fácil de descontaminar o bien cubierto con protecciones desechables que se retiren antes de abandonar la zona contaminada. No se deben utilizar zapatos con cordones, ya que retienen fácilmente fibras.
  • Gafas o pantalla facial de protección. En operaciones donde exista riesgo de salpicaduras o proyección de partículas, deben utilizarse gafas cerradas o pantallas faciales para proteger los ojos.
  • Cámaras de descontaminación y procedimientos de retirada del EPI. Además de los EPI, es obligatorio establecer zonas de descontaminación donde los trabajadores puedan quitarse el equipo de forma controlada, evitando la liberación secundaria de fibras.

EPIs obligatorios para trabajar con amianto

Equipos de protección individual para trabajos con amianto

Protección respiratoria

La protección respiratoria es el elemento más crítico en los trabajos con amianto, ya que la principal vía de entrada de sus fibras al organismo es la inhalación. Para garantizar una defensa eficaz, se recomienda el uso de mascarillas autofiltrantes con nivel de protección P3, que ofrecen una alta eficiencia de filtrado frente a partículas muy finas. En situaciones de mayor riesgo, como espacios confinados o exposiciones prolongadas, es preferible utilizar equipos de respiración asistida con ventilación motorizada o equipos de aire autónomo, que proporcionan una protección más completa y reducen la fatiga del trabajador. Todos los dispositivos deben estar correctamente ajustados al rostro, ser revisados antes de cada uso y cumplir con las normativas europeas de seguridad EN 149, EN 143 o EN 12941, según el caso.

Protección corporal, manos, pies y ojos

La protección corporal frente al amianto es esencial para evitar el contacto directo con las fibras y su dispersión en el ambiente. Para ello, se debe utilizar ropa de protección desechable, generalmente de tipo 5 y 6, que cubra todo el cuerpo, incluyendo capucha, mangas y pantalones, para evitar que las fibras entren en contacto con la piel. Los guantes deben ser resistentes a la abrasión y a productos químicos, cubriendo adecuadamente las manos y extendiéndose hasta los antebrazos, para evitar que las fibras se adhieran a la piel. El calzado debe ser cerrado y antideslizante, preferiblemente cubierto con protectores desechables que puedan retirarse antes de salir de la zona contaminada. Además, es indispensable usar gafas de protección o pantallas faciales para proteger los ojos de posibles salpicaduras o partículas en suspensión. Todo el equipo debe retirarse y eliminarse correctamente al finalizar el trabajo, para evitar la contaminación en otras áreas.

Equipos especiales y sistemas de seguridad

Además de los equipos de protección individual, existen dispositivos y sistemas complementarios que refuerzan la seguridad durante los trabajos con amianto. Uno de los más importantes es el sistema de extracción localizada, que ayuda a capturar y eliminar las fibras de amianto del aire en tiempo real, reduciendo significativamente la exposición. También son comunes los sistemas de contención, como las cámaras de descontaminación, que permiten a los trabajadores eliminar sus equipos de forma segura y evitar la propagación de fibras fuera de la zona de trabajo. En espacios confinados, es recomendable utilizar sistemas de ventilación controlada, que proporcionan aire limpio y mantienen la circulación del aire dentro de los límites seguros.

Normativa europea sobre protección frente al amianto

La Directiva 2009/148/CE regula la protección frente al amianto en la UE, estableciendo requisitos sobre VLA, planes de trabajo, vigilancia médica, formación y uso de EPI. La Directiva 89/391/CEE establece principios generales de prevención. Estas normas han sido transpuestas a la legislación española mediante el RD 396/2006, que actualmente establece el VLA-ED en 0,1 f/cm³. La Directiva UE 2023/2668 prevé reducir este valor a 0,01 f/cm³ antes de diciembre de 2029.

Conclusión: importancia de la prevención y cumplimiento normativo

En conclusión, la prevención de riesgos relacionados con el amianto es crucial para proteger la salud de los trabajadores y prevenir enfermedades graves que pueden surgir de exposiciones prolongadas a este material tóxico. Dado que el amianto es un agente altamente peligroso, cumplir con las normativas de seguridad laboral y las directivas europeas es fundamental para reducir los riesgos asociados y garantizar entornos de trabajo seguros.

El respeto a los valores límite de exposición, la formación continua de los trabajadores, el uso de equipos de protección individual adecuados y la vigilancia médica periódica son componentes esenciales de una estrategia efectiva de prevención. El incumplimiento de las normativas no solo expone a los trabajadores a enfermedades mortales, también puede acarrear graves sanciones legales y consecuencias económicas para las empresas. Por lo tanto, garantizar que todas las medidas de prevención se implementen de manera correcta es esencial para cumplir con la ley y, lo más importante, para proteger la vida y la salud de las personas.

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