Cómo aplicar el efecto Pigmalión a la seguridad en el trabajo

Fermín Martínez Gómez
Fermín Martínez Gómez | Agente de Atención al Cliente
25/04/2022 | Actualizado: 30/06/2023 25/04/2022
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Cómo aplicar el efecto Pigmalión a la seguridad en el trabajo
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Cuando hablamos de seguridad y salud laboral solemos pensar en la responsabilidad que los trabajadores tienen de cumplir las medidas de seguridad. Sin embargo, no nos planteamos que, aunque los trabajadores son una parte importante del puzzle, para completarlo hacen falta otras piezas igual de importantes.

¿Alguna vez has oído hablar del efecto Pigmalion? En nuestro artículo de hoy vamos a explicarte qué es y cómo podemos aplicarlo al trabajo y, sobre todo, cómo puede ayudarnos a mejorar la seguridad y salud laboral.

¡Descúbrelo!

Qué es el efecto Pigmalion

El efecto Pigmalión, también conocido como la Profecía Autocumplida es un fenómeno que refleja cómo las expectativas que tenemos sobre los demás funcionan incrementando o disminuyendo sus capacidades en el sentido de la expectativa

Aunque parece que estamos recitando un trabalenguas, es muy sencillo de comprender. Este efecto dice que las expectativas que tenemos de otras personas pueden condicionar el éxito o fracaso de sus objetivos. Es decir, si pensamos que una persona es capaz de algo y la tratamos como tal, seguramente será capaz de conseguirlo y, de la misma forma ocurre a la inversa.

El efecto Pigmalión se ha utilizado durante muchos años dentro de las aulas y en la educación de los más pequeños, sin embargo, puede extrapolarse a multitud de ámbitos fuera de los descritos. 

Un aliado en seguridad y salud

Probablemente muchos han sido los que se han planteado el uso de la Profecía Autocumplida para influir en sus trabajadores y hacer que su desempeño sea mucho mayor, o mejor, seguro que son muchos más los que lo han hecho sin siquiera saber que lo que estaban haciendo tenía nombre.

El efecto Pigmalión y el desempeño

A menudo, los gestores de equipo suelen enfocar sus esfuerzos en comunicar los aspectos negativos y se centran en las bajas expectativas de los miembros, a pesar de que la mayoría de ellos cree que sus trabajadores son capaces de aportar mucho más.

Un ejemplo muy claro es el uso del silencio y la no respuesta al trabajador. ¿Esto qué significa? El trabajador entiende el silencio de forma más agresiva que una llamada de atención directa, percibe indiferencia y, además, sobreentiende que no se espera mucho más de él, por lo que su compromiso cae en picado y, con él, su rendimiento. 

Un líder que quiere aumentar la motivación y, con ella, el resto de variables como el desempeño de los trabajadores o los resultados globales, debe cumplir ciertas pautas y, entre ellas, debe reconocer los aciertos y reforzar positivamente las mejoras.

¿Qué más? Entre otros muchos, aspectos como tener confianza en la capacidad de los trabajadores, evitar comparar públicamente entre compañeros o prestar atención a los puntos fuertes de los trabajadores son algunas de las más importantes.

El efecto Pigmalión y la seguridad

Ahora que ya conocemos qué es y qué supone aplicarlo para mejorar el rendimiento y el desempeño de los trabajadores, puede ser interesante tener en cuenta el efecto Pigmalión para motivar al personal a seguir las normas de seguridad y a utilizar los equipos de protección.

Para ello, la fórmula mágica puede ser mucho más sencilla de lo que pensamos, tan solo poniendo un poquito de confianza. Las recomendaciones que muchos expertos nos proponen son:

  • Transmitir a los trabajadores las expectativas positivas que tenemos sobre ellos en cuanto a su seguridad y autocuidado.

  • Como líderes, cuando veamos que el equipo está haciendo las cosas bien, debemos elogiar su buen hacer y, por supuesto, si es necesario hacer una crítica esta debe ser constructiva, enfocada en lo que puede mejorarse y nunca pensando en dejar en evidencia a la persona en cuestión.

  • No utilices etiquetas, a nadie le ayudan a superarse, sobre todo, si tienen connotaciones negativas. En cuestión de seguridad, etiquetar a un determinado trabajador como el “valiente” porque no utiliza arnés mientras trabaja en alturas, tan solo favorecerá que en el futuro se excuse para no hacer las cosas bien lo que pone en peligro su seguridad. 

El efecto Pigmalión y los riesgos psicosociales

Y, por último, uno de los grandes olvidados, el grupo de los riesgos psicosociales.

Algunas enfermedades de origen laboral como la ansiedad son fruto de excesiva carga de trabajo, de escasas compensaciones o de la obligación de hacer frente a las necesidades laborales y del hogar. Pero, también, son consecuencia de la falta de autonomía o apoyo, lo que acaba causando trabajadores psicológicamente agotados que no son capaces de cumplir con las tareas más simples.

Aquí es donde entra el efecto Pigmalión en su vertiente negativa o, también conocido como, efecto Golem. Este hace que nuestras bajas expectativas sobre las capacidades de una persona nos impidan confiar en sus posibilidades, lo que supondrá que el trabajador, a la larga, verá minada su autoestima y, finalmente, sus capacidades.

Cuidado con la profecía Autocumplida

Ojo, cuando aplicamos la teoría de este efecto, tenemos que ser conscientes de que aplicarlo de forma equivocada también puede tener un efecto devastador. Si planteamos objetivos de difícil ejecución o lo aplicamos a personas poco adecuadas a una tarea, puede que el resultado sea el contrario al esperado. Es importante recordar, llegados a este punto, que cada persona tiene unas capacidades y no todos debemos hacer lo mismo. 

Por eso, antes de plantearnos aplicar el efecto Pigmalión es importante establecer metas y objetivos realistas y, además, alcanzables.

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